Ir en busca de resultado a la hora de contar

Ir en busca de  resultado a la hora de contar.

Creo que lo que consideramos buen resultado, se puede esfumar de una contada a otra.

Cuando vamos en busca de resultados a veces  contamos bien, pero mañana no sale tan bien.

Por eso no hay que preocuparse si alguna contada no nos satisface plenamente, es parte del progreso. La narración no es una forma espiralada de progreso. A veces, esos codos, aparentes retrocesos son los que nos hace progresar si estamos atentos a ello y no lo tratamos de cubrir con nuestro ego a la hora de hacer un balance genuino. No un balance de “amiguismos”.

Con respecto al aplicar la técnica, me refiero a la buena técnica según el criterio y la formación de cada uno. Tal vez, haciendo uso de ella mañana contamos mejor. Pero el filo, la doble trampa es que con demasiada técnica terminamos cristalizando, tecnificando la narración de una manera que es un objeto muerto. Una demostración auditiva y corporal que a ojo de los demás parece muy buena. Pero hilando fino, creo que ese rumbo termina maniatando la creatividad narrativa, la posibilidad de explorarse en vivo. De todos modos, hay que respetar esa forma de trabajo, si el que la pone en práctica cree en eso. Es cuestión de estilo.

Por eso considero que es importante no estar pendiente del resultado en la contada, sí de la historia a ser contada. Tampoco  no estar pendiente de la palabra pre-establecida, porque es una forma de atadura. A veces la palabra pre-establecida no nos permite desarrollar el “tempo” de la narración. Avanzamos en función de esa palabra y no podemos regular el “tempo”. Eso es cuestión de intuición, por eso apuesto a lo intuitivo siempre.

Una de mis compañeras me dio una lección definitiva, me afirmó más en lo que creo cuando dijo que yo experimento en vivo, “te jugás  a la hora de contar y esa es una enorme lección para nosotros. “ De todos modos se entiende que no hablo de improvisar. Soy un estudioso, el primer estudio lo hago sobre mí, no sobre una forma concreta de narrar, sí sobre una forma de comprender lo que cuento, cada palabra tiene vida. No es una palabra que embellezca la narración, debe ser una palabra sentida, un silencio profundo para comprender lo que dije o lo que vendrá.

Por eso no apelo a lo ensayos en mi forma de estudio, no apelo a ninguna coquetería cómica para embellecer un cuento. Esa impronta se tiene o no se tiene. Lo demás es un pegado. No apelo a brillar más que el cuento, no sé cómo me voy a mover mientras cuento. Creo en esta forma, entre todas las formas narrativas. Una más para compartir.

Por último creo que mi trabajo consiste en dudar siempre de lo que yo creo establecido, estar alerta a posibles cambios. No sé todo. Pero sé que el cuento no fue contado hasta el momento de ser contado.